¿Qué hace exactamente un experto en robótica en Volkswagen?

En Volkswagen, la colaboración entre personas y máquinas durante el proceso de producción adquiere una importancia creciente. Cada vez más, el trabajo sobre un vehículo o un componente es llevado a cabo por personas y máquinas de forma simultánea y conjunta.

En Volkswagen, la colaboración entre personas y máquinas durante el
proceso de producción adquiere una importancia creciente. Cada vez
más, el trabajo sobre un vehículo o un componente es llevado a cabo
por personas y máquinas de forma simultánea y conjunta, en lugar de
secuencialmente. Esto significa que los robots deben entender lo que los trabajadores humanos quieren y necesitan de ellos.

Johannes Teiwes, de 34 años, “educa” a estos robots. Trabaja en el Smart Production Lab del Grupo de TI y programa “cerebros” de ‘software’ para robots para que pueden apoyar a las personas de la mejor forma posible. En la nave 54 de la planta de Volkswagen en Wolfsburg, empleados cualificados ensamblan motores mientras, sobre la cadena, los motores del Golf pasan junto a ellos a intervalos regulares. Los trabajadores reciben el apoyo de un robot que trabaja a su lado sin ningún tipo de barreras protectoras. Este principio se conoce como colaboración humano-robot (HRC).

La importancia de los sensores

Los robots que trabajan de forma tan cercana a las personas también requieren unos conocimientos y habilidades considerables. “Últimamente, se instalan cada vez más y más sensores en los robots”, explica Teiwes. “Esto requiere un nuevo modo de programación y nos plantea nuevos retos a los que trabajamos en Tecnologías de la Información”.

El robot que Teiwes y sus compañeros han programado para la tarea en la línea de montaje reconoce los motores por su cuenta —si son de gasolina, GTI, TDI, etc.— y ejecuta su función con rapidez y precisión. En este caso, es la fijación con pernos. Lo que es más importante es que, si uno de sus compañeros humanos se acerca demasiado, lo registra y ralentiza su actividad, ya que aquí la seguridad es la máxima prioridad.

El equipo del Smart Production Lab ha desarrollado las funciones del robot de modo que se pueden usar para aplicaciones adicionales. “La función de fijación con pernos es uno de los módulos de habilidad que hemos programado”, apunta Teiwes. Esto abre toda una gama de funciones posibles, como la entrega de piezas o herramientas pesadas a las personas, ya sea de forma independiente o tras una orden. La ergonomía juega un rol esencial aquí.

El equipo del Smart Production Lab de Tecnologías de la Información del Grupo Volkswagen en Wolfsburg está experimentando con una tecnología de agarre similar a la de los humanos. Este tipo de robot puede agarrar componentes pesados, pero ser igual de efectivo sujetando un simple tornillo.

Internet de las cosas y vehículo autónomo

Actualmente, el Smart Production Lab cuenta con un equipo de 40 expertos en Tecnologías de la Información –principalmente informáticos, pero también ingenieros industriales y especialistas en negocios. “Nuestro trabajo se focaliza en las tecnologías inteligentes usadas en la producción, siempre desde la perspectiva del desarrollo de ‘software’”, explica Teiwes. Algunas de las áreas más importantes son el Internet de las Cosas y los vehículos autónomos para aplicaciones de logística interna.

40

expertos en Tecnologías de la Información trabajan en el Smart Production Lab.

El equipo del Smart Production Lab ya está trabajando en su siguiente proyecto de robot. Conocido como MIRCO, que significa Mobile Intelligent Robotic Co-Worker (Co-trabajador robótico inteligente móvil). Se trata de un prototipo de robot de dos brazos sobre una plataforma móvil. Uno de los hechos a resaltar es que sus creadores están experimentando con una tecnología de agarre similar a la de los humanos. Este tipo de robot puede agarrar componentes pesados, pero ser igual de efectivo sujetando un simple tornillo. “Los humanos somos el mejor modelo para ello”, asegura Teiwes.

“Para programar robots se necesita una buena imaginación y mucha paciencia”, confiesa. Los desarrolladores de ‘software’ también tienen que ser buenos en abstracción. “Programar es un proceso muy creativo”, añade. En el caso de Teiwes, le ayuda el hecho de que toque el piano en su tiempo libre, y que disfrute especialmente al improvisar y crear nuevas melodías. Y en lugar de sólo dos caracteres con los que trabajar –cero y uno–, en el piano cuenta con una escala entera de notas a su disposición.