Alberto Sansiñena y Natalia Collia
“Wolfsburg nos pareció una oportunidad estupenda”

Alberto Sansiñena y Natalia Collia, del Área de Calidad de Volkswagen Navarra, han vivido hasta hace un par de meses en Alemania con sus dos hijas. En esta entrevista nos explican cómo fue su trabajo en la central de Wolfsburg y su adaptación a la cultura alemana.

Alberto y Natalia, junto a sus hijas, en un paseo en barco por el Mittelkanal.
Alberto Sansiñena
Fecha y lugar de nacimiento:

15-11-1976 en Etxalar (Navarra).

Tiempo en Volkswagen Navarra:

Desde marzo del año 2000.

Tiempo y puesto de trabajo en la fábrica de Wolfsburg (Alemania):

Desde junio 2019, residente de Calidad de Volkswagen Navarra para nuevos proyectos, hasta enero 2021.

Natalia Collia
Fecha y lugar de nacimiento:

11-04-1982 en Ginebra (Suiza).

Tiempo en Volkswagen Navarra:

Desde octubre de 2008.

Tiempo y puesto de trabajo en la fábrica de Wolfsburg (Alemania):

En Wolfsburg desde agosto de 2019. Trabajando en la fábrica (Laboratorio Central) desde febrero de 2020 hasta enero 2021.

¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar en la central de Wolfsburg?

Alberto Sansiñena: El área de Calidad GQR-P/P necesitaba, en principio, dos residentes de Pamplona para los nuevos lanzamientos y proyectos (Polo PA, T-Cross PA y el nuevo CUV). Al ser ambos trabajadores de Calidad en Volkswagen Navarra y cumplir los requisitos, nos lo ofrecieron. Y la idea nos gustó.

¿Y cómo vivisteis la circunstancia de trasladar a toda la familia?

Natalia Collia: Desde el principio nos pareció una oportunidad estupenda para toda la familia, muy enriquecedora a nivel laboral y personal. Nuestras hijas podían aprender alemán, conocer otro país, otra cultura… Al mismo tiempo, es cierto que nos daba miedo pensar que no se adaptarían, cómo reaccionarían en un país con un idioma extraño para ellas y sin ninguna cara conocida. ¡Pero los niños te sorprenden cada día! Se adaptaron de maravilla, chapurreaban alemán a su manera al mes de llegar y se comunican con sus compañeros. Antes del viaje a Alemania hablamos mucho con otros compañeros que ya habían estado en Wolfsburg, tanto de Calidad como de otras áreas, para que nos dieran consejos, y la verdad es que sus comentarios nos han servido mucho. Es una experiencia que recomendaría a cualquiera.

¿Cuál fue vuestro trabajo en Wolfsburg? ¿Qué funciones desarrollabais?

A.S.: Trabajé como residente de Calidad para los nuevos proyectos. Más concretamente, participaba en los SET de carrocería y equipamiento del Polo PA, del T-Cross PA y del CUV, representando a Calidad de Volkswagen Navarra.

N.C.: En un principio la idea era que ambos fuéramos a Wolfsburg como residentes de Pamplona, pero justo al comenzar la estancia, se replanteó la necesidad y se vio que sólo era necesario un residente. Por lo tanto, yo me quedé unos meses de excedencia en casa. Durante ese tiempo mi jefatura en Pamplona planteó la posibilidad de que yo pudiese colaborar en algún proyecto en Wolfsburg, en algún área relacionada con mi departamento (Análisis Vehículo). Así es como comencé a trabajar en Tecnología de Materiales (Laboratorio Central), en la creación de una base de datos de análisis de fallos y definición de una sistemática de trabajo para todos los laboratorios de las distintas plantas, para que se trabaje de manera más eficiente y sin duplicar tareas y análisis.

Alberto, en su espacio de trabajo en la central de Wolfsburg.

¿Qué aspectos o labores os gustaban más de vuestro trabajo?

A.S.: Es interesante trabajar con otras culturas y mentalidades. Me ha tocado tratar con brasileños, indios, sudafricanos… Por otro lado, también es enriquecedor poder ampliar la red de contactos, que siempre serán válidos en el futuro.

N.C.: En Tecnología de Materiales se trabaja en varios grupos de trabajo para integrar al Laboratorio en la sistemática de Lessons Learned y FAP. Como yo he vivido esos procesos en Volkswagen Navarra desde el punto de vista de distintas áreas de Calidad, pude aportar mi experiencia y otro punto de vista, no sólo la visión de un analista de Laboratorio. En cuanto a la red de contactos de Análisis de Fallos en Tecnología de Materiales, fui un enlace en la comunicación con Pamplona, México, Brasil y Argentina, principalmente por el tema del idioma, pero también por conocer mejor la sistemática de un laboratorio de planta de producción, que desde la central a veces se desconoce.

¿Qué aspecto os llamó más la atención de la fábrica central?

A.S.: Las dimensiones de la fábrica son espectaculares, más de seis millones de metros cuadrados y más de 60.000 empleados. Al principio, para saber dónde son las reuniones tienes que usar un mapa. También me sorprendió poder entrar en la fábrica con el autobús de línea de la ciudad. El autobús llega a la barrera de fábrica, te bajas, pasas la tarjeta en el torno, te subes al autobús y hasta la oficina.

N.C.: Yo había trabajado con anterioridad en la fábrica de Wolfsburg, pero estancias más cortas, de mes y medio o dos meses. Aun así, me sigue impresionando lo grande que es. El movimiento de coches, camiones, trenes, gente… Otra cosa que llama la atención son las oficinas. En Pamplona estamos acostumbrados a trabajar en oficina abiertas, grandes y con mucha gente. Aquí son largos pasillos con oficinas pequeñas de 2 o 3 personas. Cuando les dije que en la oficina de Calidad éramos unos 90 me miraban alucinados.

Natalia, junto a las escaleras de su oficina en la central.

¿Qué imagen tienen en Wolfsburg del trabajo que se realiza en Volkswagen Navarra?

A.S.: En general se tiene muy buena imagen de Volkswagen Navarra, del trabajo que hacemos y de la calidad de nuestros coches. En parte, nos envidian, porque en Pamplona nos conocemos todos y las gestiones son muy rápidas.

N.C.: Les sorprende lo “polivalentes” que somos. Al ser una planta “pequeña” nos conocemos todos, y nuestro trabajo y tareas en general son más amplias y variadas que las suyas, nos toca tocar más temas y al finan no somos tan ‘expertos’ como ellos en un tema específico, pero somos más polivalentes y casi diría que resolutivos. En concreto, en Laboratorio, les sacas de su ámbito de actuación, y no controlan otros aspectos de Calidad. Otra cosa curiosa que les llamaba la atención, es que conocemos a muchos “jefes” y es que sobre todo en Calidad somos un área que recibe muchos FSE y que luego te los encuentras en puestos importantes en Wolfsburg.

¿Qué os parecía el día a día de la ciudad?

N.C.: Con dos niñas pequeñas y trabajando los dos, no nos planteábamos vivir lejos de la fábrica y por eso vivimos en Wolfsburg. Y la verdad es que nos sorprendió gratamente la ciudad. Es cierto que tampoco es una ciudad muy grande o especialmente bonita, pero tiene muchas zonas verdes y bosques para andar en bicicleta o pasear, cosa que yo aproveché mucho durante mi excedencia. Además, siempre había un montón de actividades los fines de semana y muchas cosas para los niños. Es una ciudad que ofrecía bastantes planes familiares, antes de la pandemia, y aún con COVID19 nunca sufrimos un confinamiento y siempre se pudo salir a disfrutar de las zonas verdes de la ciudad. Entre semana, la rutina diaria era la misma que en Pamplona, mientras que los fines de semana, o bien había alguna actividad familiar en la ciudad, o aprovechábamos para hacer alguna excursión por los alrededores.

¿Cómo fue vuestra adaptación a la cultura, a las costumbres y al idioma alemán?

A.S.: Nosotros ya hablábamos alemán y ambos habíamos vivido antes en Alemania, así que ya sabíamos lo que había y no ha sido difícil. Quizás lo que peor llevamos fueron los horarios. Los comercios cierran a las ocho de la tarde y algunos, incluso, a las seis. Así que a veces, sobre todo entre semana, no da tiempo a nada. Echamos de menos el ambiente, el salir a la calle y que haya gente, ir de pinchos… En Alemania se hace mucha vida de hogar. Las niñas estaban encantadas en el Kindergarten y en la Grundschule (guardería y escuela de primaria, en alemán), donde hicieron amigos de un montón de nacionalidades, y se han aficionado a la comida con Sause alemana. En Wolfsburg tienen un concepto de la educación bastante distinto al nuestro y les fomentan mucho la autonomía y la independencia, y eso les gusta a las niñas.

Ambas se adaptaron bastante rápido a sus profesoras y compañeros. Wolfsburg es una ciudad con muchísima inmigración: en el Kindergarten hay clases con niños de hasta 10 nacionalidades distintas. Y eso nos pareció también una experiencia muy enriquecedora para ellas.

Los alemanes no son muy abiertos en un principio y cuesta hacer amistades. Pero tuvimos la suerte de tener unos vecinos en la casa de al lado con niñas de la edad de las nuestras y poco a poco establecimos relación con ellos.

Por otro lado, como supongo que es habitual, los expatriados navarros y nuestras familias (Miriam Domínguez y Daniel Díaz de Finanzas, Iñaki Goicoechea de Área Técnica, Carlos Jiménez de Producción, Connie Brouard de Logística, incluso Almudena González que fue jefa de servicio en Calidad Material de Compra y actualmente trabaja en VW AG Wolfsburg) hemos hecho piña y nos juntábamos a menudo los fines de semana. De esta forma siempre se tiene un poco de Pamplona en Wolfsburg.  Lamentablemente la pandemia no nos permitió los últimos meses disfrutar al 100% de la estancia.

¿Y cómo es la organización de la familia en el extranjero? ¿Os planteó dificultades añadidas al principio?

N.C.: Al principio asusta un poco. El papeleo, encontrar colegio para las niñas, buscar casa… Para poder registrar a las niñas en el Kindergarten, primero debes tener una dirección en Alemania. Y la búsqueda de casas suele ser un poco frustrante. Te enseñan muchas casas que no cumplen los criterios o requisitos que les comunicaste y te desanimas bastante. Pero bueno, al final todos encontramos un sitio que cumple las expectativas o que se acerca a cumplirlas. Con el resto de temas, como inscripciones en el Ayuntamiento, en el colegio o en el banco, nos han ayudado desde el Relocation Service, aunque a veces el trato es bastante burocrático y se echa de menos un trato un poco más cercano. Otra cosa que nos preocupaba al principio, sobre todo trabajando los dos, es no tener familia o amigos con los que dejar a las niñas ante alguna necesidad puntual. Por suerte, no estábamos solos. Había más familias de expatriados y teníamos la suerte de vivir muy cerca de Miriam Domínguez Goñi y su familia y también de Iñaki Goikoetxea y su mujer, eso nos daba la tranquilidad de que si algo pasaba tenías a alguien cerca. Es un lujo poder contar con ese apoyo y nos ayudábamos en todo lo que podíamos.

Natalia, con sus hijas, en Autostadt.

¿Cómo era un día de trabajo para la familia? ¿Vuestras hijas aprendían alemán?

A.S.: Nos organizábamos más o menos como en Pamplona, uno llevaba a las niñas al cole y el otro las recogía. En función de nuestras agendas y reuniones nos íbamos cambiando el horario. Además, ya incluso antes de la Pandemia del COVID19, el tema del teletrabajo y la flexibilidad estaba establecida en VW AG por lo que en ese sentido nuestros departamentos nos permitían dicha flexibilidad.

En cuanto al idioma, es increíble lo rápido que lo aprenden y sobre todo la pronunciación. ¡Hasta nos corregían a nosotros! Aunque ahora que hemos vuelto nos está costando que lo mantengan. Siguen viendo dibujos y películas en alemán, pero la soltura al hablarlo ya no es la misma.

¿Y los días festivos? ¿Pudisteis conocer la zona en familia? ¿Excursiones y viajes?

N.C.: Esa es una de las mejores cosas que te ofrece la situación geográfica de Wolfsburg. Tienes muchas ciudades y oportunidades para viajar, tanto en coche como en avión. Cada fin de semana aprovechábamos para conocer los pueblos de la zona: Hammeln, más conocida como Hamelin por el cuento del flautista; Celle, Braunschweig, Hannover, Berlín… La zona del Harz también es muy bonita y tiene muchos castillos para visitar. Cuando teníamos algún festivo y días de puente aprovechamos para ir más lejos: Praga, Dresden, Bastei, el Mar Báltico, Nürnberg, la Selva Negra, Postdam. Lamentablemente llegó la pandemia y se nos quedaron dos viajes sin realizar: Copenhague y Ámsterdam, pero incluso con pandemia pudimos viajar internamente en Alemania hasta noviembre de 2020, a partir de esa fecha se implementó un confinamiento más duro en Alemania y se cerró absolutamente todo, incluido escuelas y guarderías, que nos costa que todavía no están en funcionamiento normal.

Alberto y Natalia, con sus hijas, en una excursión en Basteibrücke.

La verdad es que nos encanta viajar y nos gustaría transmitirles esa pasión a las niñas. Intentamos que sean viajes cómodos para ellas y siempre buscando alguna actividad infantil y zonas de recreo, que en ese sentido Alemania ofrece muchísimos planes para niños. Es una de las cosas que más estoy echando en falta en España.