Natación sincronizada a partir de los 40, mucho más que un deporte

Raquel Elizalde y un grupo de amigas decidieron hace once años introducirse en el mundo de la natación sincronizada. La mayoría rondaba los cuarenta años. Pero la edad no supuso una barrera para iniciarse y progresar en un deporte que ahora constituye una parte nuclear de sus vidas.

El equipo durante un entrenamiento.

El contacto de Raquel Elizalde con la natación sincronizada, ahora llamada artística, había sido inexistente hasta 2010. Tal y como relata esta trabajadora de Volkswagen Navarra en el Comisionado de Montaje, aquel año ni siquiera existían todavía antecedentes de esta actividad deportiva en Navarra. Fue la llegada a Pamplona de Isis Mínguez, desde su Mallorca natal, la que marcó la irrupción de esta modalidad de natación en nuestra ciudad. Isis había sido nadadora artística de alta competición durante su niñez y juventud. Fue su relación con un pamplonés lo que propició su traslado a Navarra y, con ello, el inicio de la natación sincronizada en esta comunidad.

Raquel recuerda cómo, a través de la Federación Navarra de Natación, Isis comenzó a impartir clases de esta disciplina a niñas. “Una compañera de nuestro equipo, profesora de natación, estaba viendo cómo Isis entrenaba a un grupo de niñas y le preguntó si también podría enseñarnos natación sincronizada a un grupo de mujeres mayores. Ella le dijo que sí”. Y ahí comenzó todo.

D.N.I.
Nombre y apellido

Raquel Elizalde Agurruza.

Fecha y lugar de nacimiento 

16 de mayo de 1971, Pamplona.

Ingreso en Volkswagen Navarra 

Agosto de 1997.

Puesto actual en la fábrica 

Comisionado de Montaje (rotación de piezas en Montaje).

Lo cierto es que este equipo de amigas no empezaba de cero en la natación:

Todas habíamos nadado de pequeñas y casi todas habíamos sido en algún momento monitoras de natación o habíamos tenido relación con la actividad física: pilates, aerobic, yoga…

Aunque ningún contacto con la natación sincronizada ¿Cómo fue el inicio en esta disciplina artístico-deportiva?

Empezamos en 2010. Como profesora de la Federación Navarra, Isis nos daba dos clases al mes. El equipo lo formábamos diez amigas de edades similares. En 2011, yo estaba en la junta directiva del Club Anaitasuna. Se iban a hacer reformas para transformar la piscina olímpica en una cubierta y otra lúdica. Para la despedida de la olímpica, nos propusieron ofrecer una exhibición de natación sincronizada el Día del Socio.

Y solo con dos días de entrenamiento mensuales, durante muy pocos meses, se atrevieron a ofrecer su primera exhibición.

Es cierto que todavía sabíamos muy poco. Cuando nos propusieron la exhibición, solo nos había dado tiempo de montar unos 15 segundos de coreografía. Pero dijimos que sí. En junio nuestra entrenadora se fue de vacaciones, así que durante el verano seguimos entrenando solas porque teníamos la exhibición en septiembre. Conseguimos montar 50 segundos de una coreografía a ritmo de AC/DC y el público de Anaitasuna se quedó muy contento. 

Ese fue su arranque en el mundo de la natación sincronizada.

A partir de ahí continuamos. Al año siguiente, en 2012, Isis nos propuso acudir al campeonato máster de España que se celebraba en Castellón. Tuvimos que aprender mucho más de lo que sabíamos porque era un campeonato oficial y había que realizar obligatoriamente una serie de ejercicios. Empezamos entonces a entrenar todos los viernes.

¿Qué tal resultó la experiencia en Castellón?

Fue alucinante. Poder escuchar la música debajo del agua supuso todo un descubrimiento para nosotras. Además, el hecho de que nos puntuasen unas juezas oficiales, ya era otro nivel. Se sorprendieron con que llevásemos solo un año. Echando la vista atrás, sé que nos salió fatal, pero nos animaron a seguir y a pensar en algo más importante. En nuestra categoría de edad, en torno a los 40, éramos las únicas. Era muy raro que alguien se animase a empezar de cero a nuestra edad. Y esto lo valoraron mucho.

Primera competición oficial del equipo, en el Campeonato máster de Castellón.

¿Cuáles fueron las siguientes competiciones?

Dos años después, en 2013, fuimos al máster europeo en Eindhoven (Holanda). Allí ya había equipos de nuestra edad, entre ellos el de Volkswagen Alemania, al que nos enfrentamos. Éramos 5 grupos y quedamos las cuartas. ¡Ganamos a las italianas! ¡No nos lo podíamos creer! Lo cierto es que en la parte técnica no conseguimos muchos puntos, pero en la libre lo dimos todo y eso nos subió la puntuación.

Tuvo que ser una experiencia muy motivadora.

¡Fue muy bonita! ¡Todo un subidón! De la alegría que teníamos, parecía que habíamos ganado. Llegar hasta allí y aspirar a más había supuesto un esfuerzo muy importante en nuestras vidas, conciliando familia, trabajo y entrenamientos Y, a pesar de que juntarnos más iba a ser muy difícil, decidimos seguir adelante.

El equipo de natación sincronizada de Raquel en el mundial de Budapest.

¿Cuál fue el siguiente paso?

En 2014 se celebraba el mundial en Canadá. Nos hubiera gustado ir, pero, entre otras cosas, suponía mucho dinero. Decidimos seguir entrenando y haciendo exhibiciones para acudir a los campeonatos que nuestra economía nos permitiera. 

Entonces seguisteis compitiendo.

En 2016, fuimos a los europeos, que se celebraban en Londres. Aunque no estuvieron muy bien organizados -demasiada participación para el tamaño de las instalaciones-, la experiencia fue una gozada. Allí  obtuvimos mejores  puntuaciones. Dos compañeras del equipo, que son unas “máquinas”, compitieron como dúo y quedaron muy bien clasificadas.

Vuestra motivación seguía creciendo.

Cada vez más. En 2017 nos preparamos para el Mundial que se celebraba en Budapest. Pero antes de ir, una de las compañeras se lesionó. Como quedaba muy poco tiempo, nuestra entrenadora,  por no  cambiar la coreografía, se animó a tirarse al agua y competir junto a nosotras. Aquello era otro nivel. ¡Una gozada!

¿Cómo resultó la experiencia de participar en un mundial?

¡Maravillosa! Como fue en agosto, aprovechamos para hacer allí las vacaciones con nuestras familias. Creamos un grupo muy majo. La organización del campeonato fue increíble. Las instalaciones, magníficas y el resultado espectacular. Quedamos octavas por equipos y quintas en dúo.

El año pasado, en 2020, vuestro equipo cumplía ya 10 años.

Cumplimos nuestro décimo aniversario en plena pandemia y nos quedamos sin poder ir al europeo. Pero, entre tanto, un amigo de Alicia Otaegui, la artista del equipo, nos propuso hacer un documental. Las grabaciones han supuesto para nosotras un gran aliciente durante este año pandémico. Pero, a pesar de todas las dificultades, seguimos adelante, aunque se haya suspendido este año el Campeonato de Europa -ya aplazado en 2020-, continuamos disfrutando y preparando nuevos retos.

Entonces, este año, ¿todas las competiciones han quedado en suspenso?

No todas, afortunadamente. Se han celebrado los campeonatos navarros el 12 de junio y los de Euskalherria una semana  después, siendo nosotras las únicas máster que participamos. Y vamos a ir a un open que se celebra en julio en Barcelona, en el que ya participarán más equipos máster como el nuestro.

En Navarra, ¿crees que el ejemplo de vuestro equipo ha supuesto un impulso para la natación sincronizada?

Sin duda, así ha sido. Ahora hay más personas adultas que se animan a aprender. En el Anaitasuna, en el Club Natación y en la UPNA, hay equipos máster. La categoría máster empieza a partir de 25 años. En Barcelona, Gran Canaria…, ahora hay equipos máster de nadadoras que competían hace años y que han retomado este deporte. Creemos que en parte es ‘culpa’ nuestra.

En estos 11 años, ¿cuánto ha cambiado vuestra rutina de entrenamientos para que hayáis podido participar hasta en un mundial?

Ahora entrenamos lunes, miércoles y viernes a las 8 de la mañana en Anaitasuna y, en el Club Natación de Pamplona, los domingos a primera hora. En ambos clubes hacemos exhibiciones todos los años.

Durante una exhibición en las piscinas de Artica.

Para ti ¿qué es la natación sincronizada?

Para mí es el deporte más completo y divertido que existe. A pesar de nuestra edad, nos lo tomamos como un juego. Además, nos da fuerza y flexibilidad, más coordinación, concentración, ritmo y creatividad. Nos hace socializar y compartir muy buenos ratos entre amigas. Te hace estar tan centrada en lo que haces que, durante ese momento, te olvidas de otros asuntos. Es un tiempo que nos lo dedicamos a nosotras.

¿Qué aconsejarías a una persona que no practique ningún deporte y se quiera iniciar en uno?

Creo que cada persona tiene que encontrar el deporte que realmente le llene. Les diría que no se lo piensen. Que busquen el  deporte que les guste y que se lancen, que poco a poco ya aprenderán lo que no sepan. No importa la edad, ni la condición física inicial. En Estados Unidos hay personas que van en taca-taca hasta la piscina por su avanzada edad pero, una vez en el agua, hacen los ejercicios de natación sincronizada perfectamente, sus verticales y sus levantamientos de piernas. Este deporte pueden hacerlo personas de cualquier condición física. Recuerdo en el europeo de Eindhoven, que en el equipo de Holanda había algunas nadadoras obesas, pero que nadaban y ejecutaban los ejercicios a la perfección. Y es que, en el medio acuático, el exceso de kilos y otros problemas físicos no se notan. Como es un deporte artístico no te fijas si quien lo hace tiene celulitis o arrugas porque te quedas con la belleza del conjunto, con el acto artístico y la energía que se transmite. Es lo mejor.

Toda una pasión.

La ‘sincro’ es lo mejor que he hecho en toda mi vida deportiva y eso que he practicado muchos deportes: natación, gimnasia rítmica, taekwondo, esquí, tai-chi…, pero nunca he sido muy competitiva, prefiero la parte lúdica. Y aunque en natación sincronizada también competimos, me quedo con la parte artística, su transmisión al público, el querer mejorar día a día. Aunque en el equipo también hay compañeras competitivas que nos motivan a las demás. Por eso somos un equipo que funciona tan bien. Somos muy distintas, pero nos complementamos.

¿Qué retos futuros tenéis en mente?

El año que viene nos encantaría ir al Mundial en Japón, aunque va a depender del dinero, que es el obstáculo que tenemos casi siempre. Para solucionarlo nos hemos presentado a un premio de Iberdrola. A ver si lo conseguimos.

Raquel, en el comisionado de piezas de Montaje, donde trabaja.

¿Cómo ve tu familia esta afición?

Por la parte deportiva lo entienden. Tanto mi marido como mis tres hijos son muy deportistas. Mis hijos, con 21, 20 y 12 años, me vacilan muchísimo, pero vienen a las competiciones y me animan. 

¿Qué supone la natación sincronizada para todo tu equipo?

Para nosotras no es solo un deporte, hemos conseguido que sea mucho más. Hemos reunido a nuestras familias en torno a él y esto es algo muy bonito.

En definitiva, un deporte que os ha aportado mucho a nivel personal y al grupo.

En estos diez años hemos vivido una evolución personal enorme. Hemos conseguido mejorar nuestra capacidad de memorizar, nuestra coordinación, la sincronización con las demás, hemos aprendido las técnicas que no conocíamos. Ahora somos más flexibles y fuertes y nos adaptamos con mayor facilidad a los cambios. Todo esto era algo impensable cuando empezamos. Pero nos hemos ido afianzando y aprendiendo, sumando de poco a poco. Hemos aprendido a tener constancia y a disfrutarlo. Hacer este u otro deporte te aporta muchos beneficios y te ayuda a poder llevar el actual ritmo de vida. El deporte a nivel lúdico, no de competición, es aconsejable para cualquier persona. Para mí supone una válvula de escape ante todo lo que te puede traer la vida.